El Rushero

miércoles, 4 de julio de 2018

Corría el 2006. Año complicado, porque entre la Universidad y el pololeo adolescente-medio serio , a uno le quedaba poco tiempo para hacer sus cosas. Había que ser muy pillo para no descuidar a la polola, y como uno siempre ha sido gamer (de la vieja escuela) era complicado. Para más remate yo vivía en La Serena, y me venía los findes a Santiago. Pero era en esos findes donde se daban las mejores partidas online de Age of Empires.
En esos tiempos era todo diferente. Era un mundo desbloquear los puertos del router para entrar, nos quemábamos los ojos con tutoriales de Internet tratando de saber por qué no podíamos linkearnos , y era casi un grito de gol cuando en la pantalla, después de casi una hora, veías que tu amigo se conectaba. Empezaba a sonar la música , y empezaba el hueveo.

Los giles que te querían papear usaban siempre a los ingleses o a los turcos. Como se demoraban poco en desarrollarse hasta la Edad de los Castillos, tenían ventaja con sus unidades especiales de Arqueros de tiro largo y Jenízaros. A título personal, si lograba sobrevivir hasta Imperial ganaba un 95% de las veces, aunque no faltaba el weón vaca que te hacía cagar en 10 minutos. Uno de esos personajes era mi amigo el Narigón.
Al Narigón (o Esteban, como nos gusta decirle para molestarlo) le encantaba invadirte en edades tempranas, donde uno recién tenía una economía incipiente y muy pocos soldados para defenderte. Este weón era muy rápido porque sabía usar el teclado, ventaja que obtuvo al jugar desde muy chico al Age. Cada partida contra el Narigón era estresante, porque aunque salieras vivo de las primeras rusheadas, quedabas siempre muy dañado, en desventaja. Y después, cuando te ganaba, el weón te remabata con su clásico " te serví" a través de MSN. El chuchesumadre. Una vez me ganó dos veces seguidas, y me piqué tanto que  apagué el computador sin despedirme y me fui a dormir. Llegué a la cama con la Lore, y puteando entre dientes, me di vueltas y vueltas con las sábanas, rabiando internamente, no pudiendo pensar en otra cosa que en vengarme del Narigón de esquina, así que pasados veinte minutos me levanté, fui al living y prendí el computador  ; ahí estaba este weón ,en línea, campante, sacando pica, esperando que me pusiera como conectado para poder aforrarme su "te serví", lo que hizo apenas me vio. Finalmente le gané y me pude acostar tranquilo, a las 3 de la mañana.

Eran largas esas partidas de Age. Cuatro horas resistiendo un asedio, o tratando de tomar un pueblo. A veces también podías hacer alianzas de hecho dentro del juego , o bien programar equipos  antes de empezar . En una ocasión, usando a los Persas, arrasé con todo lo que había , haciendo polvo a Ravioli y Ducarey. Pero los traidores se unieron en mi contra y encontraron la manera de vaporizar a todo mi ejército de elefantes, usando pelotones de piqueros. Cuando perdí celebraron como si hubieran ganado la Copa América , los culeados.

En fin , para el gil que es gamer como uno, siempre va a haber un tiempo para jugar. Y recordar esos lindos momentos que quedan grabados en el mundo del multijugador online. Y también siempre va a haber un weón como el Narigón, el rushero.

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