miércoles, 20 de noviembre de 2013

Viento helado entra por la ventana, y yo pidiéndole a la enfermera jefe una pastilla pa dormir,una mitad, un cuarto de ravotril, y el hombre a mi lado que tenía un cálculo renal roncaba y no me dejaba dormir y sumado al  dolor que era mucho para soportar .En la Santa María la máquina que destruía los cálculos había cooperado.Al otro lado estaba Mauricio que tenía cáncer a un huevo, y me contaba de sus hijas, me las presentó cuando fueron, hasta a su mujer; y yo ahí,camisa abierta, cruzado de pies y brazos atrás de la cabeza y creyéndome la raja, como siempre, ingenuo, con las enfermeras practicantes que parecían espectadoras y yo dije, chiquillas!, y me preguntaban , qué tienes? un tumor de uraco, pero es operable,4 días, no más; y yo con mi pijama nuevo, con mis chalas nuevas, y como tomando sol en la Barceloneta y metiéndome en el culo lo que dijeran las enfermeras,que me miraban como los buitres que acechan al sediento en el desierto,como si sintieran el olor a muerto,  y yo ignorante de todo, y en el fondo eso es lo que me salvó, el no creer,el no saber, el sentirse siempre vivo, el no confiar en nada, y cuando iba por la camilla en el pasillo estaba el Iván, y me decía que hiciera un velero con el paquete, que no pasaba nada, y cuando entré al quirófano la anestesióloga rica me daba ánimos, y yo decía, pa qué? si me sacan esto y quedo ready.,,en serio te digo, y luego me dijo piensa en mí, y me pone la aguja y dice : no alcanzas a contar hasta 10,te apuesto un beso a que sí, y ví esas luces encima, una modernidad que te mueres, ocho o diez luces ,me pareció de una tecnología extraterrestre, y las luces ya no eran diez, eran trece, quince , conté, uno, dos tres,cuatro.....
La operación , te digo, duró unas 5 o 6 horas. Me despertó en la ida a la sala la misma mujer , con una alegría que no encuentras en los hospitales, y me dice:
-Ale,no tienes cáncer, era un plastrón!, vas a poder ir a la Universidad!!-
Y sospeché.Nadie me habló de cáncer. Tenía cáncer?

El Negro me visitaba y me llevaba la Cuarta.Y fueron todos mis amigos. Yo estaba blanco, acabado.Y flaco. Un cadáver con alma. Tenía electrodos pegados al cuerpo y me dolía de una forma absoluta. Y para ir al baño , con esa torre y los cables que te cuelgan de los brazos,inyectándote suero y analgésicos, era horroroso.No exagero. Cada vez que lograba llegar al baño a echar esa meada con sangre, le agradecía a Jesús , porque como me operaron con esta huevá de la laparoscópica, te hinchas y duele, te duele hasta el orto.
Y el hijo de puta de Bermúdez insistia en que tenía 6 meses de vida. Aún después de la operación seguía manteniendo su diagnóstico. Mi hermana estaba tan emputecida que quería demandarlo. Entonces este Bermúdez fue el que me hizo la cistoscopía. Sí, el tubo ése de fierro que te meten por la tula. Me desmayé una vez del dolor, y la enfermera me ponía algodones con no sé qué cosa. Mejor se hubiera puesto un Jack Daniels.
Un día llega Ossandón, uno de los médicos que le dio al asunto. Yo con mi mochila preparada para largarme-la verdad es que no me aguantaba dos minutos en pie-, y me dice:
-no, no, estás muy sudoroso, muy pálido, te tienes que quedar.-
Me quedé, fue la noche más larga de mi vida. Una Tomnaya Noc.Sin Ravotril.
Llegó mi madre y me fui en silla de ruedas. Cuando me subí al taxi se me saltaron las lágrimas de la impotencia.
Por eso digo que ando en los descuentos. El Renato Gana, uno de mis doctores,cuando me sacaba los puntos en la Alemana me contó la verdad. Nadie me había dicho que según una junta de médicos tenía un diagnóstico de 6 meses de vida. Cuando le dije, "ya, si ésto no fue nada", me dijo, "no compadre, a usted le dicen el Moisés en el hospital, te salvaste de verdad, aquí nadie la tiene comprada".
Me quedé blanco, más blanco de lo que estaba.
Bueno,a aprovecharla entonces.
Brindo por la anestesista.

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