lunes, 4 de febrero de 2008

Siguiendo con mi política de otro mes, otro hostel, es que hoy por la mañana he tomado todas mis cosas y me he largado con viento fresco del extraño Milonga, dejando atrás Recoleta y su babilonia parafernalia.
A cambio de eso he vuelto a San Telmo. Extrañaba sus pintorescas y coloridas calles, con tinte antiguo y mucha alegría, entre otras cosas. Es más, aquí muere Phooka; he decidido revelarlo y por consiguiente asesinarlo.
No quiero decir que el anterior lugar no me haya gustado del todo, en otras circunstancias hubiera sido muy bueno; pero lo cierto es que había un idiota allí que no dejaba de machacarme los huevos, y no sólo a mí sino a todos los que vivíamos allí. Pero bueno, el mundo es cochinamente frágil, como una bola de vidrio, brillante por fuera pero tan vacía por dentro como la cabeza de Ringo.
(¿quién es Ringo?)

Carpe Diem es un concepto muy bueno; aquí lo he experimentado bastante. Me gusta esa huevá de andar como nómade, ya lo había intentado antes en La Serena (guardando las diferencias) durmiendo en diferentes hotelitos de mierda cada noche en la Avenida Aguirre.
Si alguien me preguntara si esto es lo que esperaba, diría que no. Es mucho mejor de lo que creí. En dos meses he vivido mi propio Pulp, tal y cómo le habría gustado a Bukowski : me he visto caminando por esa noche fría y neblinosa, muy tarde, medio borracho y con una mujer increíble a mi lado.Parecía como si el tiempo se detuviera, como si el sol no quisiera salir más. Había un poco de rocío, ese invernal que tanto me gusta...
De los argentinos, pues me gusta su manera de putear. Es muy interesante. Y no es que mi diatriba esté exenta de palabrotas, al contrario, pero aquí he escuchado chuchadas excelentes.
Las decisiones a tiempo son las que te cambian la vida, dicen. Pienso en como sería si me hubiera quedado en Santiago. A veces vuelven esos malditos fantasmas, pero con una buena dosis de tranquilizantes consigo mantenerlos lejos. Jugando mucho a las mezclas (mix up,mix up), sacando lo que tenga que sacar, rompiendo lo que tenga que romper.
Todavía recuerdo lo que me dijo la bruja ese día en la plaza. Con ese clima de mierda , pegajoso y denso. Pero se ha ido, y comienza el invierno, ése que anhelaba durante tanto tiempo.


Insecticida, y volvemos a lo mismo. El lápiz es nuevo y tengo un reloj también; como dije es mejor el piano que el flipper. El tiempo es un mito y la muerte un sueño.

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